Aunque los
celos se atribuyen comúnmente a la inseguridad emocional de quien los sufre, ésta
no es una regla que se tenga que cumplir siempre, siendo un sentimiento común
cuando nuestra pareja expresa una
atracción o algún interés hacia otra persona. Los celos aparecen como un miedo a perder la relación, son una
respuesta ante un posible peligro, que genera malestar y ansiedad.
La mayoría de
las veces, hablar con nuestra pareja sobre la preocupación o los miedos puede
hacer que la ansiedad disminuya y que el problema, que muchas veces la otra
parte no percibe, se aclare y la situación vuelva de nuevo a la normalidad.
Sin embargo, cuando
la intensidad de los celos
sobrepasa lo normal, y
amanecen sentimientos profundos, pensamientos obsesivos, o ataques de rabia y
dolor, los celos pueden convertirse en un problema grave que afecta a la salud
psíquica del que lo sufre y altera el buen funcionamiento de la relación.
Los celos
pasan a ser un problema cuando revela miedo intenso a ser abandonado y hay una
dificultad manifiesta para construir una relación basada en la confianza. Estas
personas tienen una gran dependencia emocional de la pareja y al imaginar la
posibilidad de perderlo, amanecen intensos sentimientos de ansiedad, tristeza o
ira, acompañado de manifestaciones físicas como taquicardia, sudoración o
problemas gástricos. También pueden sentir una gran necesidad de comprobar la
existencia de una infidelidad, por ejemplo, comprobar los mensajes del móvil,
Facebook, hacer muchas preguntas para intentar aclarar si le están mintiendo,
etc.
Todos estos
sentimientos provocan un intenso malestar que en muchas ocasiones hace que la
pareja necesite una ayuda externa para superar la situación y volver a tener
una relación estable y tranquila.
Pero ¿Qué
podemos hacer para superar los celos? ¿Cómo podemos mejorar este aspecto de la
relación de pareja?
Lo primero es intentar aclarar la situación,
explicarle qué sientes y
en la medida en que esos miedos no sean reales, manifestar el deseo de cambiar,
pidiéndole que te ayude a ver claramente lo que sucede.
Hay un dicho
que dice “El que es celoso, no es nunca
celoso por lo que ve; con lo que se imagina basta” por lo que el primer
paso es centrarnos en nuestros propios pensamientos e interpretaciones de las
situaciones. Por ello, es interesante algún consejo en cuanto a cómo observar
nuestra forma de pensar:
Fíjate en
qué situaciones aparecen los celos y qué es lo que piensas y sientes. Observa
tus pensamientos como si fueses un observador externo y analízalo después de
una forma más objetiva. Puedes hacerlo con tu pareja o con el terapeuta.
Reflexiona
sobre las ocasiones en las que tu pareja te ha hecho sentirte especial. Las
razones por las que está contigo, los momentos que habéis vivido y los planes
de futuro que tenéis.
Busca también tu lugar: apuesta por tu crecimiento personal, tu independencia y tu autoestima, haciendo
actividades que te hagan sentirte realizado/a, y que te ayuden a crecer y ser
más seguro en ti mismo.
Recuerda que
la aparición ocasional de celos, es algo habitual y no es difícil de detenerlo,
pero si los celos son desmedidos, si no se es capaz de dominarlos y trabajarlos
uno mismo o dan lugar a comportamientos violentos, es mejor acudir a un
profesional que pueda ayudar a manejar las situaciones, a interpretar la
realidad de una forma más adecuada y a liberar la mente de los pensamientos
obsesivos que la dominan.
Alicia M.
Peral y Teresa Gallego
Gabinete de
Psicología y Salud Cuántica
Teléfono: 942
049 112
c/Vargas 55ª
3ºB. Santander
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